martes, 29 de abril de 2008

Una maldad estudiantil

Aquella hermosa compañera, espigada , morena y de un lindísimo pelo largo y lacio... ¡No sé que le envidiaba!... Si con el pasar del tiempo comprendo que yo también tenía todo para ser popular entre mis compañeros del Instituto... pero en ese entonces me sentía tan poca cosa que no veía nada positivo en mí y lo único que me interesaba era no ver a mi compañera, no sentir su voz ni su risa... realmente su presencia me molestaba.

Ese invierno fue realmente frío y los apoderados del curso nos compraron una estufa para las frías horas de clases... Mi compañera se sentaba en el primer banco de la fila del medio y con su personalidad avasalladora tomaba la estufa y la colocaba adelante y muy cerca de ella y siempre era lo mismo. Yo sentía una rabia silenciosa contra ella... pero me dí cuenta que no era la única que sentía ese sentimiento por ella y comencé a disfrutar cuando unos compañeros planeaban una maldad que hoy veo no debió ser nunca.

Uno de ellos tomo la estufa y la colocó al fondo de la sala dejando el aro para tomarla en alto, osea para arriba sobre al calor... ahí estuvo todo el recreo... Sonó la campana y entramos a clases, hasta ahí se me había olvidado mi amiga... y con las demás compañeras conversábamos y yo totalmente distraída de Mónica, así se llamaba aquella lejana compañera, entramos a clases y ella miró para atrás ubicando la estufa y cuando la localizó, se paro resuelta y hermosa a buscar la estufa, mi compañero le dijo que no se la llevara que ya estaba bueno del abuso por su parte, que la estufa era de todos nosotros y teníamos el mismo derecho a usarla... Ella sin escuchar ni siquiera imaginar lo que nadie sabía y menos yo... resuelta tomó la estufa- fue cosa de uno o dos pasos y ella suelta la estufa y da un tremendo grito y se mira su mano, el alambre le había quedado marcado en su mano, se quemó... no fue grave, pero de que le dolió, le dolió, todos guardamos silencio y yo me alegré, no lo niego, todo paso como un accidente y nada más, pero yo sabía que no fue así y me quedé callada y feliz...

Hoy han pasado tantos años y vino a mi memoria este episodio y veo que se lo merecía... por fresca... pero miro con calma y veo que lo único que a mí me molestaba era su gran personalidad y que él también había caído bajo el encanto de ella. Él era mi profesor de química, me había robado el corazón, pero él sin darse cuenta que yo lo observaba siempre, me había dado cuenta que él había caído bajo sus encantos y eso me enfureció. Nunca supe nada de ellos... pero en un paseo del curso... volvimos tarde y en el bus que veníamos de regreso él y ella se sentaron en la parte de atrás del bus... Y yo taimada me vine sin mirar para ningún lado todo el camino de regreso... sola en un asiento del bus... Hoy me río de todo aquello y recuerdo a Mónica sin rencor y sin arrepentirme de lo de aquel tiempo... Simplemente recuerdo a aquella hermosa compañera que me hizo difícil los momentos de mi adolescencia y quizás ella ni siquiera pensó , ni vio que yo estaba en la misma clase de ella... así que dejo en el tiempo todo igual, no cambio nada ni lo que pasó con la estufa ni otras cosillas por ahí... que aún me hacen sonreír y sentir que aquel tiempo fue el mejor y viene a mi memoria el tema músical de Marila Fore, Que tiempo tan feliz.

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